El grupo, que representa a seis de los siete partidos en el Parlamento, exigen la liberación de Hernández –cuyo estado de salud podría costarle la vida en prisión– y otros presos de conciencia condenados en Cuba a 25 o 30 años de prisión por promover el "Proyecto Varela", un programa de democratización pacífica de Cuba.
Sin embargo, Rogerio Santana, embajador de Cuba en Noruega, acusó a los líderes noruegos de ser unos "políticos bananeros", que "reciben sus instrucciones de la mafia cubana de Miami"; y señaló que Hernández no es un preso político, sino "un mercenario y un traidor, pagado por los Estados Unidos para dar información falsa acerca de Cuba para legitimar la invasión de Estados Unidos".
Sin embargo, Snorre Valen, uno de los políticos que ha coordinado la protesta contra el castrismo cubano, respondió señalando que "he trabajado con el apoyo de la izquierda en Colombia y conozco América Latina mejor que muchos en el Parlamento".
"Para mí un preso político es tal sea en Israel o en Cuba. Los regímenes que encarcelan a las personas a causa de sus opiniones políticas siempre se justifican de diferentes maneras; pero yo me baso en la información legítima que existe sobre Hernández", concluyó Valen.